Familia
Historia de la migración de la familia Olechnowicz Rosen a México
Aarón y Beile
La situación para los abuelos paternos de Malke tampoco era ajena a los conflictos bélicos y antisemitas que se vivían en Europa del Este. Aarón Olechnowicz, originario de Yagustov, una ciudad polaca ubicada al noreste de la frontera con Rusia, fue mensajero de los soldados rusos durante la Primera Guerra Mundial. En ese entonces, los soldados rusos acostumbraban a tocar de puerta en puerta para reclutar al hijo mayor aunque aún fuera un niño; este fue el caso de Aarón, quien a los once años fue reclutado y entrenado para internarse en los bosques con el objetivo de llevar mensajes entre un batallón y otro. En el futuro sería condecorado por ello.
La familia tenía una fábrica de jabón en Lipsk. Por esa misma época conoció a Beile Rishl Ditkowski, nacida en 1893 en Sojabola, Polonia, hija de Osher Meyer, un rabino ortodoxo de la familia Katzanelbogn. Beile perteneció a la nobleza judía, entre sus antepasados se encuentra Elijahu ben Shlomó Zalman, mejor conocido como el Gaón de Vilna, un prominente rabino del Siglo XVIII, originario de Sialec, Bielorrusia, y autoridad en el estudio rabínico desde la Edad Media.
Después de algunos meses de relación, Aarón y Beile se casaron y tuvieron a sus tres primeros hijos: Kune Mirel, José y Miguel. José y Miguel estudiaron en el Jeder del Gaón de Vilna, junto con Shimón Peres. La fábrica de jabón poco a poco iba prosperando; sin embargo, por aquel entonces los bolcheviques estaban ganando la Guerra Civil Rusa y avanzaban hacia el Oeste. A su llegada a Polonia, le quitaron todo a Aarón y le dieron cinco minutos para salir de la fábrica y de su ciudad, su salida fue tan abrupta que no le dio tiempo ni siquiera de despedirse de los aproximadamente ciento cuarenta empleados con los que contaba.
Se cree que los soldados llevaron a Aarón, Beile y sus hijos a Yagustov. Ahí se establecieron en casa de Mashe, la madre de Beile. Dado que Aarón había perdido la fábrica de jabón y todo su dinero, comenzó a ganarse la vida traficando con sacarina durante el periodo de escasez de azúcar que se vivía en Rusia y fue así como comenzaron a salir adelante. Empero, su experiencia como mensajero durante la Primera Guerra Mundial le hizo darse cuenta de que las cosas no marchaban bien en Europa y ante la inminencia de un conflicto bélico de proporciones aún mayores a las que él vivió, decidió salir de Europa.
Aarón tenía planeado ir a Palestina donde se encontraba Benjamín, el menor de sus hermanos, quien fuera de los fundadores de la ciudad de Tel Aviv. La familia que llegó a Palestina cambió su apellido de Olechnowicz a Efrati y Dgani, apellidos hebraizados. También había planeado intentar llegar a Chicago, en Estados Unidos, donde uno de sus hermanos residía desde hacía algún tiempo. Sin embargo, las intensas oleadas de migrantes llevaron al gobierno estadounidense a promulgar la Ley de Cuotas de Emergencia de 1921 y, posteriormente, la Ley de Inmigración de 1924, que impusieron severas restricciones a la entrada de judíos. Así, Aarón, como le sucediera a Nathan, se vio entre los miles de migrantes afectados por estas medidas que le imposibilitaron viajar y establecerse en aquel país.
Sin embargo, donde se cierra una puerta, siempre se abre una ventana. Por aquel entonces, Moisés Olechnowicz, otro de los hermanos de Aarón, ya residía en México y le sugirió que considerara viajar a este país. Durante esa época, el presidente Lázaro Cárdenas había instruido a su cónsul en París, Gilberto Bosques, para que tramitara visas para los republicanos que huían del franquismo en España, así como para los refugiados judíos de Europa. Gracias a estas gestiones, Aarón Olechnowicz se unió a los aproximadamente cuatrocientos judíos provenientes de Polonia, Rusia y Alemania que lograron emigrar a México en el barco Mexique.
Veracruz se convirtió en la puerta de entrada para cientos de migrantes judíos, Aarón Olechnowicz no fue la excepción. Tras establecerse temporalmente en Tierra Blanca, Veracruz, y trabajar durante un par de años vendiendo ferretería, Aarón logró traer al puerto a su esposa Beile y sus tres hijos. La familia se estableció en tierra veracruzana durante cerca de doce años: los primeros seis en el puerto y los siguientes seis en Coatzacoalcos. En esta última ciudad nacieron Kreine e Isaac, los más pequeños y la primera generación de los Olechnowicz nacidos en México.
En Veracruz, Aarón continuó su vida vendiendo fierros por los distintos pueblos, con sus hijos José y Miguel, de trece y once años respectivamente, como fieles compañeros. Juntos emprendían sus viajes en lancha, tren o burro, y en ocasiones, debían dormir en la calle, donde les sorprendiera la noche, pues en aquella época no había hoteles ni pensiones en los pueblos más pequeños y alejados de Veracruz. Durante uno de estos viajes, Aarón tuvo que ir al pueblo vecino para revisar algunos asuntos y se vio obligado a dejar a sus hijos solos con la mercancía. Al percatarse de que estaban desprotegidos, unos malhechores intentaron asaltarlos y acabar con ellos para apoderarse de los bienes. Sin embargo, un conocido de Aarón, al escuchar el alboroto, intervino y defendió a los pequeños Olechnowicz, exclamando: “A los hijos de Aarón nadie los toca”. José recordaba cuando Lázaro Cárdenas nacionalizó el petróleo, y la gente prendía sus cigarros con billetes, de tanto dinero que había en las calles de Veracruz. Gracias a su arduo trabajo y su don de gente, Aarón se había ganado un sólido respeto en los lugares que visitaba, y no era sorprendente que sus conocidos y clientes decidieran protegerlo a él o a sus hijos.
Así pasó el tiempo, Aarón logró abrir una tienda junto al mar, cerca de un hotel, donde vendía diferentes productos de la zona, además de herramientas para la pesca y productos deportivos. Por su parte, el señor Shturman le ofreció a José la oportunidad de ir a la Ciudad de México a trabajar en su ferretería. José aceptó la invitación y accedió a pagar a su jefe alrededor de veinte centavos por dormir en un catre en el corredor de su casa. Más tarde, logró pagar su estancia en el cuarto de una casa de huéspedes cuya ventana daba a la calle, así que, además de su trabajo en la ferretería, aprovechó este espacio para vender por su cuenta otros productos.
Mientras que José buscaba salir adelante en la Ciudad de México, sus padres y hermanos permanecieron en Veracruz durante algún tiempo; era la única familia judía en Coatzacoalcos, y Kreine e Isaac, los menores de la familia, iban a una escuela pública y convivían con las y los niños del pueblo. A sus padres no les gustaba que Kreine viera la vida de las prostitutas del malecón o que se vistiera como los gitanos que visitaban la zona y con quienes Aarón intercambiaba productos. Como no habían podido darle educación a sus primeros tres hijos, deseaban que tanto Kreine como Isaac se relacionaran y casaran con personas de su misma religión, así que también decidieron mudarse a la Ciudad de México.
Kune Mirel, la primogénita se quedó a vivir en el puerto, mientras que el resto de la familia inició su andar en la gran ciudad. José fue recibiendo a sus hermanos en su casa, después a sus papás y a sus sobrinos, Tevel, Anita y Abraham, hijos de Kune. A todos les abrió las puertas. Se establecieron en La Lagunilla, en el Centro, donde Aarón abrió una tienda de ropa a la que nombró Manchester. José, por su parte, dejó la ferretería donde trabajaba con el señor Shturman, y con lo que había ahorrado, abrió una bonetería y camisería en la calle Brasil. Esta bonetería le permitió reunir el dinero suficiente para abrir una tercera tienda ubicada en la calle de Chile, también en La Lagunilla. En esta tienda, que quedó a cargo de su hermano Miguel, se vendían vestidos de novia y de XV años. José siempre estuvo en disposición de apoyar a su familia, especialmente a sus hermanos y sobrinos, incluso cuando ya eran mayores, y mandaba mensualmente ayuda a sus tíos de Israel desde que se establecieron en Palestina. Años después y a pesar de toda la ayuda que José le ofreció a su familia, cuando pasaba por un momento difícil, su hermano Isaac, con quien en ese entonces trabajaba, lo despidió para darle trabajo a otra persona. Malke nunca se lo perdonó ya que se acercaba la fecha de su boda, y fue un gesto de poco agradecimiento y comprensión del pasado.
Isaac, el más pequeño de la familia, comenzó a estudiar Ingeniería, pero no finalizó la carrera; Kreine fue la única de la primera generación de los Olechnowicz nacidos en México que logró graduarse en Trabajo Social en la Facultad de Leyes, que en ese entonces tenía una mayoría de estudiantes varones y sólo había otros dos compañeros judíos.
Aarón y Beile fueron afortunados al reiniciar y vivir en México hasta el día de su muerte. Aarón falleció el 14 de mayo de 1968 a la edad de 78 años; Beile, por su parte, falleció en 1956, a los 63 años. A pesar de esta vida próspera, siempre vivieron tristes y angustiados al desconocer el paradero de los familiares que permanecieron en Europa. Cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial, Beile lloraba por sus hermanos y padres; cada que pasaba el cartero salía corriendo esperando recibir alguna carta que le trajera noticias de su familia. Siempre se creyó que la familia que no logró salir de Europa había sido asesinada por los nazis. Sin embargo, durante la pandemia, Dan encontró evidencia de un familiar que había sido condecorado con el Águila Bicéfala Blanca en Polonia, probablemente tras la Primera Guerra Mundial. Se encontró documentación de un Antón Olechnowicz, jefe de la resistencia polaca y Coronel del ejército polaco, quien fuera apresado por la KGB y que logró escapar, sólo para que lo volvieran a apresar. Es a través de esta investigación, que se puede pensar que Antón apoyó la huida de sus parientes Olechnowicz, entre ellos los papás de Aarón, gracias a lo cual llegaron en algún momento a Palestina, donde se encontraron con su hijo Benjamín, y murieron en 1947. Sus tumbas se encuentran en el cementerio de Yafo.
En una ocasión, Beile y Kreine asistieron a ver un documental sobre el Holocausto que se proyectó en Coatzacoalcos. Kreine, que nació en México y nunca enfrentó las vicisitudes de sus padres para huir de su país o las duras condiciones de cientos de miles de judíos en los campos de concentración, quedó muy impactada y comenzó a entender la importancia de conocer la historia de su gente, saber de dónde venía y el importante camino que había realizado su familia para ponerlos a salvo.
En la traducción del árbol genealógico familiar por un Sofer, se encontró que parte de los antepasados familiares, pertenecientes a la nobleza, fueron el Rab Yehuda Ha Nasi que es el segundo cronista más importante del Talmud, Hillel, el cronista más importante del Talmud, Gamliel, el Gaón de Vilna y el Gaón de Padua.
Efraín y Machla
Efraín y Machla Rosen, los abuelos maternos de Malke, originarios de Polonia, también enfrentaron los conflictos que, como ya hemos visto, se vivían en el periodo de entreguerras en Europa del Este.
Efraín sirvió como oficial durante la Primera Guerra Mundial. Él y Machla sufrieron lo mismo que cualquier otro judío en la Europa de la primera mitad del Siglo XX. Efraín, una vez finalizada la Gran Guerra, intentó entrar al club de oficiales, pero al ser judío, el resto de los veteranos de guerra lo ridiculizaron. Los embates de los pogromos y las revueltas antisemitas en Polonia también afectaron a ambos. Se desconoce la fecha en que Efraín y Machla se casaron, pero al darse cuenta de que en Polonia no podrían vivir tranquilos y que siempre estarían sufriendo el rechazo y la violencia, entendieron que la pequeña Elena, su recién nacida (5 de marzo de 1925), no tendría ningún futuro; por ello decidieron emprender el camino hacia un destino más seguro.
Se embarcaron en el que sería el penúltimo viaje del Mexique, un barco de importancia histórica y símbolo de la libertad, que en 1937 embarcó a 456 niños hijos de republicanos españoles para llevarlos a México en busca de refugio. Además de este viaje, el Mexique ayudó a evacuar a refugiados y víctimas de la Guerra Civil Española y de inicios de la Segunda Guerra Mundial, durante la década de los treinta del siglo XX.

El Mexique desembarcó en Veracruz, mientras que la familia Rosen siguió su camino hasta Aguascalientes y decidieron establecerse en San Marcos. Para ese momento sólo tenían a la pequeña Elena, que había nacido seis meses antes en Richoins, Polonia. Es curioso que, aún hoy en día, nadie conozca exactamente en qué año nació Machla, pues siempre dijo que tenía cincuenta y seis años y, de hecho, se deshizo de cualquier documento que revelara su verdadera edad, incluida su acta de nacimiento. Es de las pocas tumbas en el Panteón Israelita que sólo tiene fecha de muerte (26 de mayo de 1978). En una ocasión, cuando ya era abuela, Malke, Mashe, Dan y Elena la llevaron al médico y durante la consulta Machla le dijo al doctor que tenía cincuenta y seis años; cuando Elena le dijo que eso era imposible porque ella tenía cincuenta y ocho, Machla respondió: “Yo tengo cincuenta y seis, tú ten los que quieras, pero yo tengo cincuenta y seis.”
Elena comenzó a estudiar en una escuela de monjas de Aguascalientes, así que no es de extrañar que se supiera de memoria el Padre Nuestro y que incluso sus nietos lo hayan aprendido. En Aguascalientes, Efraín era abonero, oficio que lo obligaba a viajar constantemente a la Ciudad de México. Por ello decidió mudarse a la capital; se estableció con su familia en el centro donde estaban la mayoría de los judíos y para ganarse la vida abrió “Casa Rosen”.
No se tiene certeza cómo se conocieron José Olechnowicz y Elena Rosen. Pero sabemos que su boda se realizó en la Sinagoga de Justo Sierra. Como a menudo ocurría en aquella época con la comunidad judía, la nueva pareja se estableció en Tepito, en la calle Paraguay. En algún momento de sus primeros meses de casados, tuvieron una pelea muy fuerte y Elena decidió regresar a Aguascalientes, su padre habló con ella y le exigió que volviera con su esposo.